sábado, 28 de septiembre de 2013

Capítulo 4


            Gina entró apresurada en la biblioteca, sin saber exactamente por dónde comenzar a buscar. Parecía una petición insólita, pero ¿no lo era todo lo que deseaban las hadas?

            Tenía que darse especial prisa si no quería verse descubierta, el corazón le latía con fuerza, resonándole en los oídos. Prácticamente a la carrera recorrió todos los pasillos hasta dar con el que necesitaba.

            No tardó más de dos segundos en hallar el preciado volumen, pero no era eso lo que Galatea quería, lo que ansiaba era algo mucho más complejo que un simple libro antiguo de hechizos. Gina se estremeció sólo de recordarlo.

            Lo escondió debajo de la camisa del uniforme, y volvió de nuevo al pasillo central, aun le quedaba una cosa por hacer. Se acercó a la sección que correspondía con las iniciales GBC, y revolvió entre las estanterías hasta dar con una encuadernación pesada de cuidada y gruesa tapa con adornos florales. Lo asió contra el pecho y se fue en dirección a la puerta.

            No distaba muy lejos su sala de la biblioteca, pero cuando iba de camino escuchó un creciente murmullo de voces. Se ocultó tras una de las columnas para observar sin ser vista y cual no fue su sorpresa al ver a Logan seguido por casi veinte alumnos más.

            Se quedó petrificada en el sitio, sabía perfectamente a dónde se dirigían sin tener siquiera que suponer su dirección, escuchó su voz por encima del resto, mientras los guiaba por los pasillos, susurrando animadamente sobre lo que acababa de ver.

            - Es que nunca la había visto antes ¿sabes? Sí, sí, en medio de la pared... Pues claro que había gente, estaba esta chica... sí, la pelirroja... eso, eso Gina y otro chico. Sí, no... bueno, no sé, a ese no lo conozco, será nuevo...

            Las mechas en su pelo resplandecían ardientes cómo el fuego, ¿cómo no había podido reparar en Logan? Pero, lo peor de todo ¿cómo haría para entregarle a Galatea lo que necesitaba?

            Aun disponía de tiempo, se dijo en un vano intento de tranquilizarse, y todavía le quedaban un par de cosas más por hacer para complacer al hada. Dio media vuelta y corrió en dirección a su cuarto, con los nudillos blancos por la fuerza con la que apretaba el libro contra sus costillas.

            Cuando llegó estaba completamente sin resuello, le costaba respirar e hiperventilaba ruidosamente. Depositó sus pedidos encima de la mesa de estudios y los observó realmente por vez primera.

            No eran nada fuera de lo normal, no encontró ningún detonante que le llevara a pensar que aquellos no eran tomos totalmente normales y corrientes, salvo por lo que había en su interior, claro.

            Prefirió no pensar mucho en eso último, y cogió su neceser para ir a darse una ducha, lo más probable era que el calor del agua le relajara los músculos e hiciera que olvidase durante un corto lapso de tiempo todo lo que había acontecido en apenas unas pocas horas.

            Bajo el tranquilizador chorro de agua no dejó de tararear aquella melodía, una que se le había aparecido en sueños recientemente, y que tal vez no significara nada, pero a ella le resultaba curiosamente familiar. El ritmo la envolvía y la hacía sentir a salvo, habría repetido tantas veces esa canción en los últimos días que parecía que la hubiese conocido desde siempre.

            De nuevo en el cuarto se percató de algo inusual, hacía más frío de lo normal, incluso para la época del año en la que estaban, de hecho, no recordaba que lo hiciera cuando había salido y encima de su cama había algo parecido a escarcha derritiéndose.

            Galatea.

            Pero el hada no estaba allí de cuerpo presente, al menos no a simple vista, recorrió varias veces con la vista su dormitorio hasta que dio con una nota congelada tirada en el suelo.

            A Gina no le gustaban esa serie de secretismos y empezaba a estar harta de su actitud y comportamientos infantiles. Mas lo que había escrito en el helado trozo de papel nada tenía que ver con pensamientos y reacciones de niños, sino, más bien, todo lo contrario...

            Un estruendo la sacó de su ensoñación, llamaban a la puerta. Estaba casi segura que al otro lado se encontraría a la diminuta figura de níveos cabellos aguardándola, aunque, por otro lado ¿por qué se molestaría en llamar en vez de entrar directamente?

            Y no, lo que había congregado en su puerta era una masa humana expectante, con el rostro lleno de evidentes signos de entusiasmo, lideradas por Logan...


~ESTER~

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario